Anoche fui al café de la otra cuadra. Hacía mucho que no iba porque me
trae recuerdos. Algunos muy tristes.
Entré y enseguida me golpeó la cara ese olor tan particular, mezcla de
café, cigarrillo, y tostado de jamón y queso…
No reparé en nadie, solo me senté a una mesa cerca de la ventana y con
una seña llamé al mozo. Pareció no percatarse.
El vidrio estaba empañado. Alguien había estado jugando antes. Entonces en un lugar que quedaba libre garabateé el dibujo de un pajarito que siempre hago en estos casos.
El vidrio estaba empañado. Alguien había estado jugando antes. Entonces en un lugar que quedaba libre garabateé el dibujo de un pajarito que siempre hago en estos casos.
Volví a mirar al mozo y con otra seña le pedí un café. Fue recién ahí cuando reparé en dos personas
que estaban sentadas a dos mesas de la mía.
Un hombre y una joven.
Podría jurar que no estaban cuando entré.
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Podría jurar que no estaban cuando entré.
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El silencio entre ellos se hacía eterno.
Era como si ya hubiesen hablado todo lo que tenían que hablar.
El hombre, mayor, cerca de sesenta seguro, la joven no llegaría a los
25.
Perfectamente podrían haber sido padre e hija.
¿ Serían alumna y profesor ?
Estuvieron en silencio un largo rato.
Mientras tanto mi café no llegaba.
Estuvieron en silencio un largo rato.
Mientras tanto mi café no llegaba.
“Andate….te dejo en libertad”, le dijo por fin el hombre mayor a la
niña.
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“Andate por favor” parecía decirle el jovato.
"Pero ¿ y que hago con todo este tiempo ?" le dijo ella
"Guardalos bien adentro de tu corazón".
"No puedo olvidarte" arremetió la chiquilla.
"Si. Vas a poder, y cuando lo hayas logrado es cuando mejor me vas a recordar" finalizó él.
"No puedo olvidarte" arremetió la chiquilla.
"Si. Vas a poder, y cuando lo hayas logrado es cuando mejor me vas a recordar" finalizó él.
Cuanto mas elocuente era el hombre en sus palabras mas se transformaba
el rostro de ella, mas se desencajaba la
cara de la chiquita.
Ella ahogó el llanto, lo mejor que pudo, hasta que ya no pudo.
El hombre también lo hizo.. hasta que ya no pudo
Yo no pude soportar mas.
Aproveché que el mozo todavía no me habia traido el café, me levanté y
despacio me fui.
Empecé a pensar que no debía haber venido.
En mi
cabeza empezó a rondar aquella vieja, hermosa y triste canción que cantaba el genial Bola
de Nieve.
Tú, que llenas todo de alegría y juventud y ves fantasmas en la noche de trasluz
y oyes el canto perfumado del azul
vete de mí......
....... Seré en tu vida lo mejor
de la neblina del ayer
cuando me llegues a olvidar
como es mejor el verso aquel
que no podemos recordar.
Salí y enseguida me golpeó la cara ese olor tan particular del aire puro y fresco.
Juan B. Gasparini
jbg.