A mi querido amigo
Miguel
Aquel que haya caminado por un barrio y no haya visto
por lo menos dos o tres barriletes enredados en los cables, seguramente no tuvo
infancia.
¡Aflojale que colea….!
Cuantas veces habremos escuchado o
pronunciado estas palabras, ¿no?
Pero nunca como esa tarde
en el campito, cuando Miguel atentó contra mi barrilete, justo en el momento en
que mas viento soplaba.
Yo iba ganando en altura y por
supuesto en cabriolas con mi barrilete y Miguel, envidioso total empezó a
remontar el suyo.
Advertí; cuando todavía
estaba en tierra; que el había colocado el arma mortífera del momento.
La gilette…!!!
La hojita de afeitar…!!!
El mito, la leyenda urbana, decía que colocando una
gilette en la cola de tu barrilete podías cortar; suerte mediante; el hilo del barrilete vecino.
Agarré fuertemente el
ovillo y realicé una maniobra que sólo yo sabía hacer.
Juan B. Gasparini
jbg
Cuento en gestación.
ResponderEliminarME GUSTA!! UN EXCELENTE TEMA. ME REMONTA A ÉPOCAS EN LAS QUE SE DISFRUTABA MUCHO LA NIÑEZ, HACE RATO QUE EN EL CIELO NO SE VE UN BARRILETE, ME ENCANTARÍA SEGUIR EL CUENTO HASTA EL FINAL, REITERO, EN MI OPINIÓN UN EXCELENTE TEMA!!
ResponderEliminarMuchas gracias Anónimo.
EliminarEn pocos dias termino este cuento y lo publicaré.
genial!! allí estaré para leerlo! gracias!!!!
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